martes, 2 de mayo de 2017

Mi experiencia escolar

La experiencia escolar de cualquier persona podría resultar difícil de resumir. Sin embargo, hay recuerdos de mi escolaridad que se encuentran fragmentados y difusos en mi memoria. Muchos de los años que cursé se encuentran mezclados con otros. A pesar de esta dificultad para recordar mi experiencia escolar hay etapas de ella que marcaron mi existencia y que, por tanto, son más fáciles de evocar.

Mi experiencia escolar estuvo marcada por mi cambio de casa. Vivir en un hogar y luego trasladarse a otro marcó mi existencia. Creí por mucho tiempo que mi colegio seguía siendo mí, entonces, antiguo colegio. No obstante conforme pasaban los años y crecía, el cariño por mi nuevo liceo comenzaba a invadir mi corazón. Los primeros años en el colegio que pasé el resto de mi escolaridad fueron de adaptación. Otro barrio, otro ambiente, otro sistema con el cual intentaba sentirme cómoda. Cuando ya me sentí tranquila en este nuevo lugar comencé a disfrutar las pequeñas cosas que me entregaban día a día mi liceo y las personas que lo conformaban.

A partir de lo anterior, debo decir que los momentos más agradables de mi experiencia escolar tienen lugar en ese liceo. Los niveles educativos que tienen mayor presencia en mi mente son tres: séptimo básico, primero medio y tercero medio. Estos tres años son importantes para mí debido a las personas con las que pude compartir y para las cuales aún guardo un cariño muy especial. Conocer personas debe ser una de las experiencias más enriquecedoras y gratificantes que logro distinguir dentro de mis recuerdos de escolar. Creo que compartir con gente que nos llenan de alegría es de las cosas que más me gustaban de estar en el liceo. Sigo recordando los grupos de amigas que conformé, las historias que compartimos, los momentos que vivimos.

Una de las personas que tiene un lugar especial dentro de mi es a quien conocí en tercero medio. Es de las personas que más he aprendido, con la cual más he disfrutado, con la que me he llevado mejor en toda mi vida. Aunque esta persona me sigue acompañando, siempre viven en mi mente las primeras conversaciones que tuvimos. Pero también recuerdo a ciertos personajes que hacían mi vida escolar más divertida como a la Tía Alicia quien era una paradocente y a Don Juan el encargado de la biblioteca con el cual compartí los recreos en séptimo básico.

A pesar de que mi experiencia escolar fue grata en general, tengo recuerdos que me disgustan hasta hoy en día. Yo estudié en un liceo de mujeres, en donde existía mucha competitividad y envidia. Un momento que recuerdo con gran pena es cuando quisieron molestar a una de mis mejores amigas intentando esconderles los lentes. Otra de las cosas que me desagradaban era la segregación que existía entre alumnos con dotes académicos, alumnos con dotes artísticas y dotes deportivas. Yo no encajaba en ninguna de ella en esos momentos. Aunque era buena alumna y me iba bien en la mayor parte de mis materias, nunca estaba en los primeros lugares del curso, a excepción de octavo básico que tuve el tercer lugar. Pero mis facultades para cantar,  bailar o hacer algún tipo de deporte eran complemente nulas, por lo que nunca me elegían para participar aun cuando yo tenía las mejores intenciones. Un año quise participar en el baile de las alianzas. Había ensayado las coreografías y sabía todos los pasos del baile. Sin embargo, en el último momento la profesora decidió que solo debían bailas el grupo de mis compañeros que eran mejores bailando.

Sobre mi aprendizaje en mi experiencia escolar tengo sentimientos encontrados. Creo que no logré presentar mayores dificultades para aprender a excepción de algunas materias como matemáticas, química y física en las cuales las profesoras se negaban muchas veces a responder dudas o volver a explicar un ejercicio. En otras materias como historia y lenguaje me resultaba más fácil el aprendizaje ya que las profesoras nos explicaban la materia y nosotros tomábamos apuntes, pero siempre estaban pendientes de si entendíamos o de interpelarnos durante la clase.
 
Ahora, realizando este recorrido a través de mi experiencia escolar recuerdo la frase que siempre recalaban en el liceo en mis primeros años ahí. La frase decía: “En todo ámbito, siempre la excelencia”. Era una frase que no me gustaba, pues siempre iba acompañada de una presión institucional que nos delegaba la labor de devolver al liceo sus día de gloria, cuando era el mejor liceo de la comuna. También nos presionaban cuando nos decían que siempre debíamos comportarnos como «rearinas». Son cosas que me desagradaban por completo. Pues nos formaban para que fuésemos excelentes en términos académicos, pero no necesariamente humanos. Siento que mi liceo se preocupaba excesivamente de los resultados académicos. Era una de las cosas que más me disgustaba.

Aunque hay cosas que me gustaría cambiar de mi experiencia escolar como las profesoras que no ayudaban a tu aprendizaje, la presión por ser excelentes, la competitividad entre compañeras. Hay cosas que rescato y por las que siento mucho cariño, como las personas que conocí y los maravillosos momentos que viví junto a esas personas. Resulta increíble como compartir con personas con las cuales tienen afinidades o te entregan algo que hace tu escolaridad más amena pueden marcar tu existencia. Mi experiencia escolar fue buena en varios términos, la recuerdo con afecto sin importar los malos momentos que pude haber vivido.

Creado por Cristina Pérez

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